viernes, 31 de agosto de 2012

El siniestro caso del olvido del pan de hamburguesa


En entradas anteriores de redstringofate: os cuento sobre mi pequeño flechazo secreto con un cortijero austriaco y de mi xenofilia , de la inutilidad de los diccionarios en papel y mis impresiones finales sobre mi experiencia en Austria (positivas, mayormente).

Bueno. Hoy he pensado que ya está bien de publicar ñoñerías en facebook. Aprovechemos la inyección de romanticismo y energía que me da esta luna azul para actualizar el blog de una vez por todas, ¡vamos digo yo!

Pues ya hemos llegao. Al pegajoso Agosto almeriense. A calores, fatigas y satisfacciones campamenteras. A pasar frío con el aire en casa. A comer hasta que te duele la barriguita y beber hasta que te rebosan la cerveza y el tinto por las orejas en la feria.  A escuchar grandes temazos como este, en la caseta, en el pub, en tu casa, en la calle, debajo del agua y en sueños:


(y ver con pena negra en el corazón el número de visitas)

Vuelta al llegar cuando despunta el alba y al baño zapillero tonificante de madrugada (este último es un nuevo descubrimiento). A buscar sin cesar toda clase de cosas que te llevan a otras cosas que a su vez te llevan a otra página de otro país…hasta que te acuestas mareado y sabiéndote Internet de memoria. A estudiarte internet. A escribir cartas de motivación que producen arcadas. A los brazos de mami, las atenciones de papi y la graciosa rutina de hermanos, niños y perros. Y claro está, vuelta a la limosna familiar… L

Y una cosa os digo, ¡no nos damos cuenta de la suerte que tenemos! Ayer mis padres se peleaban por un clásico caso de olvidodepandehamburguesaencarroajeno y yo pensaba, mientras me comía la hamburguesa con pan congelado del siglo pasado, como un sabio me dijo un día: “¡Que to’lo malo sea esto…!”. Me acuerdo que cuando daba clases de español en Níjar, algunos de mis alumnos, los más quemados con su situación entre los plásticos me decían llenos de resquemor: “Tú qué sabe. Tú ere español, tú tiene casa, padre, trabajo”. Y yo pensaba “uy, casi haces pleno”. Pero con todo y con eso, soy consciente de que no todo el mundo tiene la suerte de poder ser aceptado de vuelta en casa con el rabo entre las piernas, sin dinero ni fecha de salida concreta. Y no todo el mundo es capaz de hacerlo y vivir para contarlo…

Así que como heroína que soy, lo grito a los cuatro vientos: Yo he vuelto a casa  (más de una vez). 
Cierto es que hay días en que me oprimen las paredes estas del edificio Guial número 13 y se me hace un nudo en el estómago y tengo que recurrir a las galletas de emergencia (estas veces son las menos, no preocuparse). Pero ya he descubierto que no es ninguna alergia a este nuestro querido país, sino la ansiedad y el abismo de no tener un plan.

Pues bien, hoy por hoy tengo el orgullo y la satisfacción de comunicaros a todos que por primera vez en unos cuantos meses no sólo tengo un plan A, sino también un plan B y si me aprietas un plan C.

...pero si os lo contara todo, ¿qué dejaría para el final? ;)