En entradas anteriores de theredstringofate: me da por ponerme patriota y
enumero 10 cosas que existen en nuestro país y NO existen en Austria. Por
ejemplo, los largos paseos en caballo por la playa y las naranjas que
recolectamos todas las mañanas para nuestro zumo matinal (shhh).
En toda estancia en el extranjero llega el momento de la crisisfinaldeexperiencia.
Para los erasmus que no han acabado la carrera no supone un gran problema – un par de lagrimitas con los
compis, un montaje fotográfico y a casa con tu colacao. Para los pobres
graduandos con una escasa y pobre vida laboral fragmentada y complejo de Willy
Fog, ¿qué supone?
Significa despertarte encharcado en sudor, con las sábanas por los suelos, pensando en cierta beca del ministerio cuya
fecha límite cumple en un mes y acostarte con las pupilas dilatadas, considerando
la posibilidad de estudiar ingeniería aeronáutica en Alemania, hacer un curso
intensivo de alta cocina en Paris o directamente meterte a bailarina de bailes
típicos regionales balcánicos - porque
total, lo de los cohetes te da una pereza de morirte y el nivel de vida en
Paris es muy caro. En otras palabras, una crisis existencial en toda regla.
Sólo existen un par de soluciones para acallar estos oscuros y recónditos
pensamientos. Dado que las drogas duras están descartadas – a pesar de lo que podrías pensar al conocerme
– y comer galletas mola mucho pero no ayuda, nos queda el bucle infinito beberysalir.
Así lo más normal es que el cerebro empiece a fallar. Entre eso y el detalle de
estar en un país diferente donde no controlas el idioma, acaban por darse
situaciones cuanto menos originales.
El camarero que en acto de gracia me pone un chupito gratis y yo que me
emociono, porque, no es un chupito normal. Es un chupito sofisticado, con sus
capas de colorines, su nata… Me vengo a
arriba, y estando en la cresta de la ola, despliego todas mis habilidades
seductoras (que no son pocas) y le digo:
- Qué bien aquí ¿no? Es la primera vez que vengo a Postgarage.
A lo que el camarero me mira, algo perplejo, y contesta:
- Esto es PPC.
Pero no pasa nada, todo el mundo se ha equivocado de bar alguna vez, y si
no es así por favor, asentid y fingid. Ahora en vez de pensar qué puedo hacer
con mi vida el año que viene, tengo una cosa MÁS de la que avergonzarme en Graz.
Fácil, sencillo, para toda la familia. Cuando estas experiencias empiezan a
acumularse, entras en un sitio y te das cuenta de que el 50% de los clientes te han visto alguna vez haciendo el subnormal. ESE, y solo ESE, amigos míos, es
el momento de irse de una ciudad, ni antes ni después. Hasta aquí el briconsejo
de hoy.
Volviendo al tema de la desconexión cerebral, este sábado es Eurovisión. ¡Emoción,
emoción! La excusa perfecta para volver al perverso bucle infinito. Yo no sé
vosotros, pero no me voy a perder la actuación de Rusia en directo.
¡Ahh…pero qué fácil es hacerme feliz!